Agradecer, engrandece


Entre las definiciones de la virtud de agradecer podemos leer: «La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá». «Es valorar lo que tienes y recibes». «El agradecimiento es la memoria del corazón (Lao Tse)».

Nos pasamos el tiempo pidiendo y, ¿cuántas veces lo hacemos agradeciendo? No nos damos cuenta de las cosas que tenemos hasta que las perdemos. Y es que desde que amanece el día, vemos infinidad de bienes a nuestro alrededor que han estado siempre ahí y por lo tanto no le damos ningún valor.

No sé tú, pero cuando yo me despierto me siento un privilegiado. Empiezo a percibir todo lo que me rodea y me doy cuenta que no le doy toda la importancia que tiene el haber dormido plácidamente en una cama, ver a mi fantástica mujer a mi lado, el desayuno, mis hijos, la ducha, mi hogar, la salud... Cantidad de maravillas a mi alrededor en apenas diez minutos de haberme despertado.

El agradecimiento es una gran huella que podemos dejar en cada uno de los momentos del día como reconocimiento hacia todos los dones y bienes que recibimos, y no me refiero solamente a los materiales, sino la cantidad de atenciones y servicios que llegan a nosotros gratuitamente: las sonrisas, los favores, las ayudas, los conocimientos, los consejos y mensajes de todas las personas con las que nos cruzamos desde que amanece hasta que nos acostamos de nuevo.

El agradecimiento es una de las virtudes más grandes y no nos detenemos a darle el valor tan importante que tiene, sucediendo el día lleno de quejas, insatisfacciones y críticas, dedicándonos además a pedir y pedir sin comprender que no podemos recibir si no sabemos agradecer.

Imagina por un momento que alguien te ayuda o te hace una gran favor y tú no muestras el más mínimo agradecimiento. ¿Para qué te va a hacer más favores, si ni siquiera te has dado cuenta del esfuerzo que le ha supuesto dedicar su tiempo a ti?

Imagina que tu pareja dedica toda una mañana a prepararte una fantástica comida y para ti simplemente ha sido una comida más. ¿Para qué va a perder su tiempo en prepararte una nueva comida?

Imagina que tu vida transcurre entre quejas y envidias. ¿Para qué vas a recibir más bienes si los que tienes pasan desapercibidos para ti, fijándote solo en aquello que no está a tu gusto?

Imagina los dones que tienes y que nunca te has detenido a agradecer. ¿Para qué vas a recibir más, si los que tienes no son agradecidos ni parecen tener ningún valor para ti?

El agradecimiento es un gran reconocimiento que engrandece.

Es importante detenerse en la cantidad de mensajes que nos recuerdan la importante huella que deja el agradecimiento en nuestra vida y en la vida de los demás:

El que da no debe volver a acordarse, pero el que recibe nunca debe olvidar (Máxima Hebrea). Y es que olvidar todo lo que tenemos es una muestra de ingratitud que cierra las puertas a la acción de recibir.

La primera semilla para la abundancia es el agradecimiento. Porque si no agradeces lo poco o mucho que tienes, para qué vas a recibir más. Porque cuanto más consciente eres de las cosas buenas que hay en tu vida, más cosas buenas se seguirán manifestando.

La gratitud siempre es riqueza, mientras que la queja y crítica continua es pobreza. Porque hasta cuando se agradece lo poco que se tiene, la pobreza se vuelve grandeza.

Las grandes personas son agradecidas porque eso les engrandece. Agradecer sienta bien y hace sentir bien a los demás.

La gratitud en silencio no sirve a nadie. La gratitud no puede quedarse dentro de uno mismo, hay que expresarla y hacerla sentir. Aunque no se debe esperar la gratitud, siempre es un acto de reconocimiento que llega al corazón.

La raíz de todo bien reposa en la tierra de la gratitud (Dalai Lama). Es una raíz que siempre hace crecer las ramas de la vida.

El agradecimiento siembra los campos y los llena de frutos. ¿Cuántos frutos deseas recibir y compartir?

La gratitud se da cuando la memoria se almacena en el corazón y no en la mente (Lionel Hampton). Acordarse y sentir en el corazón lo que uno recibe, transmite y comparte felicidad.

El hombre sabio no se aflige por lo que no tiene, sino que se alegra por lo que tiene (Epícteto). La gratitud es un gran signo de sabiduría que abre puertas a nuestro paso.

Debemos encontrar tiempo para detenernos y agradecer a las personas que marcan la diferencia en nuestras vidas (John F. Kennedy). Un segundo de agradecimiento puede llenar un día felicidad.

Eckhart Tolle decía: «Cualquier cosa que creas que el mundo no te está dando es tal vez porque tú no se la estás dando al mundo» ¿Para qué te va a dar, si tú no das y no agradeces siquiera lo que te ha sido dado hasta ahora? «La práctica es dar lo que quieres recibir». Si quieres recibir gracias, debes aportar tus dones y gracias. «La abundancia siempre nace de ti». Hay que saber agradecer para engrandecer. Ya sabes: lo que das, te lo das; lo que no das, te lo quitas. Cuando no agradeces, dejas de recibir.


¡Esto es agradecer!




Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. 
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"

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