Esparce el bien y déjalo crecer


No nos damos cuenta, pero lo que vamos haciendo en nuestra vida, ahí queda para bien y para mal.

El otro día, un antiguo compañero de trabajo, se despedía de la empresa dando gracias a todos y cada uno de los que se habían cruzado con él en ese camino, haciéndole madurar y haciéndole crecer, tanto profesionalmente como personalmente.

Esto me ha hecho recordar que este compañero, hace ya unos años, quiso contar conmigo para unos temas personales. Sí es cierto que tenía algún contacto con él, pero no me esperaba que quisiera contar conmigo. Algo vería en mí de lo que yo no fui consciente. 

Comento esto, porque uno no sabe la huella que va dejando en su quehacer diario y en su trato con las personas con las que se mantiene contacto. Lo que está claro es que lo que se dice, lo que se hace y lo que se deja de hacer, llega a los ojos y a los oídos de unos y de otros dejando un ejemplo, un testimonio o una semilla que al final crece y da su fruto.

Todo esto me lleva a compartiros este artículo de mi blog, de hace unos años.

Léelo en un par de minutos, y no olvides:

Esparce el bien y déjalo crecer. Siempre llega el día en que esa semilla da su fruto. Pero ten cuidado, porque si esparces el mal y lo dejas crecer, también dará su fruto, pero ese fruto estará podrido.

Lucha por el bien común, el bien para todos.

No podemos caer en la desesperanza, Tener paciencia y confiar nos hará ver el fruto.

Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. 
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"

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