(Imagen de LukasBieri en Pixabay)
¿Qué hacer cuando la empresa te pide, te propone o te exige hacer algo que va en contra de tus valores o tu moral?
Casualmente el otro día leí un artículo en la web de https://www.religionenlibertad.com/, que hablaba de alguien al que le proponían el cargo de director farmacéutico, una buena promoción que le venía muy bien. Pero se dio cuenta de un gran problema: una de las moléculas que fabricaba esa fábrica, de la que iba a ser responsable, era la de una píldora abortiva y esto hería profundamente su conciencia. «La conciencia, ese lugar en lo más profundo del corazón de cada hombre donde se discierne el bien y el mal». Estuvo dispuesto a dejar la empresa y así se lo planteó a su superior, que aunque en principio no aceptaba su argumento, después decidió retirar ese producto. Este hombre aparte de mantener su nuevo puesto, recibió la felicitación y agradecimiento de todo su equipo por la valiente y firme decisión.
¿Qué hubiéramos hecho nosotros? ¿Qué hacer cuando la empresa me propone hacer algo no ético o amoral; cuando uno ve cláusulas abusivas, engaño, publicidad engañosa, instrucciones con letra pequeña y no clara; cuando pasan por sus manos productos que no reúnen los protocolos necesarios o la calidad exigida? ¿Qué dicta mi conciencia? ¿Debo hablarlo con mis superiores? ¿Debo ser valiente y rechazar de pleno mi intervención en algo que mi conciencia claramente me dice que está mal?
Un gran dilema que se produce muy a menudo en el mundo laboral y que dado como está el mercado, nos plantea el gran riesgo de perder ese puesto de trabajo.
Pero las cosas nunca van a cambiar si no se actúa con gran valentía ante todo lo que atenta contra la ética, la moral, los valores, la injusticia... Solo cuando uno defiende la verdad y los principios, la oscuridad se convierte en luz.
Nos quejamos de este mundo y todo lo que sucede a nuestro alrededor y que salpica a unos y otros, pero somos unos cobardes y no nos plantamos ante los innumerables abusos que pasan ante nuestros ojos. La falta de denuncias convierte lo amoral en algo normal o corriente que se acepta como bueno sin querer pararse a pensar en las consecuencias y daños colaterales de todas esas decisiones o acciones que van dirigidas a obtener mayores beneficios.
Todo mal pasará factura, así como todo bien tendrá siempre su recompensa. El miedo puede paralizar nuestras buenas intenciones, pero solo cuando ese miedo se vence y se actúa en consecuencia con nuestra conciencia, provoca gran felicidad a nuestro alrededor, esa felicidad que siempre viene de lo bien hecho y de lo único que te hace grande.
Solamente podemos crear sociedades ejemplares, con personas ejemplares.
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
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