En esta época de tantos gurús, blogueros, youtubers e influencers, en la que tantos siguen consejos, reflexiones y opiniones basadas en la credibilidad que le otorgan sus muchos seguidores, ¿por qué no desviar nuestra atención hacia Aquel que con más de mil millones de seguidores ha sido y es el mayor Influencer del mundo? Aquel que lo cambió todo sin miedo a enfrentarse con los más poderosos. Aquel que puso de moda el amor, la misericordia, la bondad, la humildad, el perdón, la generosidad...
Vivimos una época en la que no nos damos cuenta de los valores que nos aporta este Influencer y hacemos caso a demasiada palabrería que aporta poco o nada a nuestra vida, a nuestro crecimiento y a nuestros problemas; reconociendo, no obstante, el buen testimonio que algunos otros nos regalan con sus dones y la inspiración recibida.
Cierto es que seguir a este Influencer puede ser más aburrido y requiera más esfuerzo que esa vida fácil, divertida, llena de libertades equivocadas, sin privaciones, y que pretenden conducir a esa felicidad que conduce al abatimiento, al vacío y al sin sentido. Pero esa elección y ese camino «aburrido» que hemos decidido algunos, nos colma de alegría y satisfacción dándonos fuerzas para levantarnos cuando caemos, y ánimo para volver a encontrar la verdadera ruta cuando nos desviamos o cuando las señales del día a día pretenden confundirnos. Nos ayuda y nos da confianza cuando el miedo, las dudas, las tempestades, los tropiezos y las enfermedades se cruzan en nuestro camino.
Es cierto que muchos han sufrido experiencias que les han llevado al desencanto, pero no nos damos cuenta que precisamente esos desencantos vienen por la falta de confianza y por la renuncia al tratamiento necesario para curar nuestros males. Cualquier dolencia o enfermedad requiere de una medicación apropiada durante un tiempo establecido para que nuestro cuerpo vuelva a fortalecerse, y no nos damos cuenta que lo mismo pasa con nuestra alma, que deja de funcionar cuando no se la cuida.
El mayor Influencer del mundo nos aconseja el mejor tratamiento para la felicidad, que se basa simplemente en el amor y todo lo que ello conlleva. Pero esto sufre el rechazo de tantos porque eso no conduce al éxito, al dinero, al placer y al prestigio, provocando privaciones a las que no se está dispuesto a renunciar, creyendo encontrar la inmediata pero falsa felicidad.
El mundo rechaza el alma cuando en nuestro alma está la conciencia sobre el bien y el mal, olvidando los verdaderos valores humanos: la bondad, la generosidad, la humildad, el amor, el corazón, la esperanza, la responsabilidad, el perdón, la ética, la moral... El alma es lo que nos distingue como persona. En el alma se encuentran nuestros sentimientos, nuestras cualidades, nuestras pasiones, nuestro modo de pensar y actuar. El alma compone nuestro verdadero ser.
Es una pena que en este tiempo de escuchar a tantos que nos pueden confundir, y a esos pocos que sí merecen un aplauso al dejarnos un buen testimonio, olvidemos a quien nos da una receta tan sencilla como despertar nuestra conciencia y dedicarnos a hacer el bien para obtener la verdadera felicidad.
Hace falta saber elegir a quién debemos escuchar, para descubrir que en ese caminar por la vida no estamos solos.
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
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