¿Por qué hay que sonreirle a la vida?

Para que la vida te sonría, tú tienes que sonreírle a ella. Porque la sonrisa y la alegría atrae a la gente, así como la pena, la tristeza y la queja continua, la aparta y la distancia.

Tenemos que darnos cuenta que en un grupo quien sobresale es el que sonríe. La sonrisa es como un imán con un poder sobre las personas que irradia tranquilidad y alegría, por lo tanto nos ofrece mucha más seguridad que la extrema seriedad y la tristeza de la persona apesadumbrada que transmite recelo y desconfianza y por lo tanto el rechazo de cualquiera.

Todos entramos en un comercio, en un bar y nos acercamos al que nos saluda, a aquel nos sonríe y se interesa por nuestra necesidad. Nadie acude al triste, al que ni siquiera te ha mirado y al que su semblante ha permanecido ignorante ante tu presencia. Los comerciales que más venden son los que conectan más con sus clientes mostrando su entusiasmo, y por supuesto quien no conecta nunca es el "estreñido".

La sonrisa reclama la atención de cualquiera, haciéndole grata tu presencia y despertando a su vez su propia sonrisa. Con el que sonríe todo el mundo quiere estar porque siempre aporta alegría al grupo con su optimismo, desterrando las malas noticias y la tristeza.

La vida es dura y tiene sus sinsabores, pero también está llena de luz y de alegría y tenemos que hacerlo sobresalir sobre lo demás para abrir caminos de esperanza y descubrir la esencia de la felicidad. A la vida hay que sonreirla para que te responda con una gran sonrisa que te llene de energía suficiente para sembrar tu alrededor de felicidad.

Solo mostrando tu sonrisa, recibirás sonrisas.

Nunca se puede pretender que vuelva la pelota a ti,
si no la lanzas con fuerza hacia la pared del frontón.

Esto quiere decir, que no puedes esperar que la gente sea agradable, simpática y atenta contigo, si no “lanzas” con fuerza tu sonrisa, tu simpatía, tu atención y el mejor gesto cortés hacia ella. No esperes que venga a ti “lánzala” tu primero.

En esta sociedad en la que vivimos, todos esperamos que sea el de enfrente el que dé el primer paso, sin darnos cuenta que puede ser “cojo” y necesitar nuestra ayuda para empezar a “andar”.

No dudes del poder de la sonrisa y échale una ojeada al vídeo del artículo ¿Suerte o actitud?

También puedes escuchar la canción de Rosana








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