Me llamo Jesús Portilla. Tengo experiencia como estudiante, como trabajador, como jefe, como empresario, como escritor, como novio, como marido, como padre de familia. He estado en el paro, he estado en la ruina, he visto embargar mi casa y sé lo que es rehacer tu vida con 40 años y ser nuevamente feliz. Yo puedo ayudarte a subir al podio de los triunfadores. Pregúntame e intentaré aclarar tus dudas.
Este sería el breve resumen de mi vida, pero te puedo ampliar algo más la información:
Como estudiante, aunque mi camino iba directo hacia la universidad, preferí el trabajo manual, la creatividad y la técnica antes que la teoría, dirigiendo mis pasos desde la formación profesional hasta la ingeniería técnica industrial. Lógicamente tengo mi propia experiencia en la vida estudiantil, pero creo que actualmente tiene mucho más valor para mí todos los estudios de mis hijos (ya mayores), y cada una de sus vivencias formativas en cada uno de los ciclos.
Como trabajador, yo quería ser alguien importante que ocupase un puesto de dirección en alguna empresa y ganar mucho dinero realizando cada uno de mis sueños. Desde pequeñito me decían que yo sería algo grande. Dibujaba “tuberías”, estudiaba mucho, siempre estaba ocupado, tenía muchas ideas, una gran imaginación e ingenio y hasta inventaba cosas.
No habiendo terminado mi carrera de industriales, ya me ofrecieron un puesto en una importante marca de automóviles. A los tres meses, consideré que la oferta que me proponían no entraba dentro de mis planes de futuro. Decidí centrarme en mis estudios y esperar una nueva oportunidad que me permitiese llegar a ser “alguien importante”.
A los pocos meses entré “enchufado” en una empresa de investigación de mi más alto interés y en la que se me prometía un futuro alentador. Tenía formación, tenía ambición, tenía carácter, era serio, era imaginativo, responsable y trabajador. También empecé abajo, pero en muy poco tiempo se dieron cuenta que yo no era de los de “mono” sino de los de “cuello duro”. La corbata y la chaqueta pasaron a formar parte de mi indumentaria y en vez de comer un bocadillo a media mañana, pasé a tomar café. Con veintidós años ya tenía gente a mi cargo y empecé a ser alguien en el mundo laboral, ganando bastante dinero. Después descubrí gratamente que “la clase y la categoría” no la pone ni el mono ni la corbata.
A los pocos años, mi “carrerón” se vino abajo, la empresa cerró sus puertas, pero mi espíritu luchador seguía firme, montando rápidamente una empresa propia con muy poco dinero y entrampándome al máximo. Tenía absoluta confianza en mí mismo, pero un gran desconocimiento del mundo de los negocios. Enseguida me hice de la recién creada Asociación de Jóvenes Empresarios para codearme con “Don Algodón”, su presidente entonces. Me llevé muchas tortas, aprendí a base de empujones y zancadillas. Los bancos me invitaban a comer. Eso sí, podría haber ganado mucho dinero si no hubiera sido tan honesto y honrado, pero ese no es el camino. Mi ambición me obligó a ir creciendo, entrampándome cada día más, ampliando el negocio, creando otra nueva empresa y poniéndome medallas falsas e imaginarias, hasta que pasados catorce años, después de haber esperado montar un grupo de empresas y llegar a ser el “Rey de Mambo”, vino un importante período de crisis y me di el estacazo, siéndome embargados todos mis bienes, quedándome sin empresas, sin piso y sin trabajo; encontrándonos mi mujer, mis cuatro hijos y yo en la calle, de la noche a la mañana.
Como jefe, deberían de opinar mis colaboradores, pero puedo comentaros que en mis diferentes trabajos, tanto siendo asalariado como empresario, creo que siempre he sabido liderar el equipo, confiando en ellos, motivándoles y viendo su implicación directa en cada proyecto con la misma o parecida ilusión que yo.
Ninguno de los empleados que quedaron en la calle cuando cerré mi empresa, ha dejado nunca de saludarme. El día que se cerró la misma, nos despedimos comiendo juntos.
Con 40 años tuve que volver a empezar, lo cual no fue fácil ni rápido, pero la fuerza y el empuje, el continuar luchando sin desfallecer cuando las puertas permanecen cerradas y no parece haber salida, así como el apoyo continuo de mi mujer, reavivó la confianza en mí mismo que, unido a la perseverancia día tras día en la superación, en el reconocimiento de mis cualidades y capacidades, incluida la búsqueda organizada de empleo, se tradujo en la consecución de los objetivos pretendidos.
Ahora me río de todo aquello habiendo rehecho mi vida totalmente, descubriendo poco a poco en este blog (El podio de los triunfadores) mis diferentes pasos y lo conseguido, así como mis experiencias en el amor como novio, marido y padre, además de mi faceta como escritor.
Como resumen os puedo decir una cosa, me han sucedido muchas cosas, unas buenas y otras malas, pero aunque nunca he contado ni unas ni otras, ganarían las buenas sin lugar a dudas. Todas mis experiencias me han llevado a mejorar personalmente y profesionalmente, y mi mayor satisfacción actual es ponerlas al servicio de los demás, tal y como sucede cada día en mi despacho con diferentes compañeros que me cuentan, se sinceran y piden consejos personales y laborales abriendo los ojos a su futuro, poniendo ilusión allá donde no existía, y confiando más en ellos mismos al descubrir sus capacidades.
Actualmente me siento feliz y veo esa misma felicidad en mi mujer y en mis hijos , espero contagiaros y poder ayudaros también a vosotros y por supuesto aprender de vuestras propias experiencias.
Si quieres conocerme más, te invito a leer 50 cosas sobre mí.
Gracias por estar aquí.
Sígueme en twitter @podiotriunfador
Descarga la entrevista sin abrir cuenta:
Este sería el breve resumen de mi vida, pero te puedo ampliar algo más la información:
Como estudiante, aunque mi camino iba directo hacia la universidad, preferí el trabajo manual, la creatividad y la técnica antes que la teoría, dirigiendo mis pasos desde la formación profesional hasta la ingeniería técnica industrial. Lógicamente tengo mi propia experiencia en la vida estudiantil, pero creo que actualmente tiene mucho más valor para mí todos los estudios de mis hijos (ya mayores), y cada una de sus vivencias formativas en cada uno de los ciclos.
Como trabajador, yo quería ser alguien importante que ocupase un puesto de dirección en alguna empresa y ganar mucho dinero realizando cada uno de mis sueños. Desde pequeñito me decían que yo sería algo grande. Dibujaba “tuberías”, estudiaba mucho, siempre estaba ocupado, tenía muchas ideas, una gran imaginación e ingenio y hasta inventaba cosas.
No habiendo terminado mi carrera de industriales, ya me ofrecieron un puesto en una importante marca de automóviles. A los tres meses, consideré que la oferta que me proponían no entraba dentro de mis planes de futuro. Decidí centrarme en mis estudios y esperar una nueva oportunidad que me permitiese llegar a ser “alguien importante”.
A los pocos meses entré “enchufado” en una empresa de investigación de mi más alto interés y en la que se me prometía un futuro alentador. Tenía formación, tenía ambición, tenía carácter, era serio, era imaginativo, responsable y trabajador. También empecé abajo, pero en muy poco tiempo se dieron cuenta que yo no era de los de “mono” sino de los de “cuello duro”. La corbata y la chaqueta pasaron a formar parte de mi indumentaria y en vez de comer un bocadillo a media mañana, pasé a tomar café. Con veintidós años ya tenía gente a mi cargo y empecé a ser alguien en el mundo laboral, ganando bastante dinero. Después descubrí gratamente que “la clase y la categoría” no la pone ni el mono ni la corbata.
A los pocos años, mi “carrerón” se vino abajo, la empresa cerró sus puertas, pero mi espíritu luchador seguía firme, montando rápidamente una empresa propia con muy poco dinero y entrampándome al máximo. Tenía absoluta confianza en mí mismo, pero un gran desconocimiento del mundo de los negocios. Enseguida me hice de la recién creada Asociación de Jóvenes Empresarios para codearme con “Don Algodón”, su presidente entonces. Me llevé muchas tortas, aprendí a base de empujones y zancadillas. Los bancos me invitaban a comer. Eso sí, podría haber ganado mucho dinero si no hubiera sido tan honesto y honrado, pero ese no es el camino. Mi ambición me obligó a ir creciendo, entrampándome cada día más, ampliando el negocio, creando otra nueva empresa y poniéndome medallas falsas e imaginarias, hasta que pasados catorce años, después de haber esperado montar un grupo de empresas y llegar a ser el “Rey de Mambo”, vino un importante período de crisis y me di el estacazo, siéndome embargados todos mis bienes, quedándome sin empresas, sin piso y sin trabajo; encontrándonos mi mujer, mis cuatro hijos y yo en la calle, de la noche a la mañana.
Como jefe, deberían de opinar mis colaboradores, pero puedo comentaros que en mis diferentes trabajos, tanto siendo asalariado como empresario, creo que siempre he sabido liderar el equipo, confiando en ellos, motivándoles y viendo su implicación directa en cada proyecto con la misma o parecida ilusión que yo.
Ninguno de los empleados que quedaron en la calle cuando cerré mi empresa, ha dejado nunca de saludarme. El día que se cerró la misma, nos despedimos comiendo juntos.
Con 40 años tuve que volver a empezar, lo cual no fue fácil ni rápido, pero la fuerza y el empuje, el continuar luchando sin desfallecer cuando las puertas permanecen cerradas y no parece haber salida, así como el apoyo continuo de mi mujer, reavivó la confianza en mí mismo que, unido a la perseverancia día tras día en la superación, en el reconocimiento de mis cualidades y capacidades, incluida la búsqueda organizada de empleo, se tradujo en la consecución de los objetivos pretendidos.
Ahora me río de todo aquello habiendo rehecho mi vida totalmente, descubriendo poco a poco en este blog (El podio de los triunfadores) mis diferentes pasos y lo conseguido, así como mis experiencias en el amor como novio, marido y padre, además de mi faceta como escritor.
Como resumen os puedo decir una cosa, me han sucedido muchas cosas, unas buenas y otras malas, pero aunque nunca he contado ni unas ni otras, ganarían las buenas sin lugar a dudas. Todas mis experiencias me han llevado a mejorar personalmente y profesionalmente, y mi mayor satisfacción actual es ponerlas al servicio de los demás, tal y como sucede cada día en mi despacho con diferentes compañeros que me cuentan, se sinceran y piden consejos personales y laborales abriendo los ojos a su futuro, poniendo ilusión allá donde no existía, y confiando más en ellos mismos al descubrir sus capacidades.
Actualmente me siento feliz y veo esa misma felicidad en mi mujer y en mis hijos , espero contagiaros y poder ayudaros también a vosotros y por supuesto aprender de vuestras propias experiencias.
Si quieres conocerme más, te invito a leer 50 cosas sobre mí.
Gracias por estar aquí.
Sígueme en twitter @podiotriunfador
Descarga la entrevista sin abrir cuenta:
Hola Jesús! Acabo de conocer tu blog y ya he hecho alguna lectura de varias entradas. Creo que con este sitio estas haciendo un trabajo impresionante! Muchas gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Marta
Muchas gracias Marta. Si con mis artículos puedo aclarar esas dudas, iluminar esas sombras e indicar los caminos que conducen al objetivo de cada uno sorteando los máximos obstáculos, me sentiré orgulloso. Creo que con mi experiencia puedo aportar algo valioso que debo poner al servicio de los demás.
EliminarEspero poder ayudaros Marta.
Un saludo. Jesús Portilla
Hola Jesús!
ResponderEliminarSoy un amigo de tu hija menor.
En su momento me comentó que estudiastes en la misma facultad que yo y cierta intuicion me vino a la cabeza jeje.
La presentacion del camino que disfrutaste y disfrutas me ha hecho sentir incluso un poco identificado (al comienzo claro, que aun soy joven jaja)
El blog tiene muy buena pinta.
Un saludo,
Luis
Hola Luis.
EliminarYa he oído hablar de ti a Elena y por lo que comenta nos parecemos en bastantes cosas.
Ya me comentarás si te gusta el blog, no obstante si hay en algo en lo que te pueda aconsejar, cuenta conmigo.
Un saludo
Jesús Portilla
acabo de encontrar tu blog y la verdad parece muy motivante, yo estoy pasando por una etapa muy estresante y me esta ayudando mucho gracias por haberte encontrado en mi camino
ResponderEliminarMe alegra que te puede ayudar. Si necesitas consultarme algo, no lo dudes.
ResponderEliminarUn saludo
gracias
EliminarGracias a ti por estar ahí leyendo mi blog y por lo que tú también aportas. Espero de verdad que te pueda ayudar.
EliminarUn saludo
Hola, que opinas del libro de Brigitte Racine DISCIPLINA EN LA INFANCIA
ResponderEliminarLo siento, no lo he leído y no puedo opinar sobre este libro.
EliminarUn saludo