Es curioso comprobar cómo en un programa de entretenimiento, puedes recibir lecciones que te hacen pensar y meditar sobre tu propia vida o sobre la de otros que se cruzan en tu camino o incluso muy cercanos a ti, teniendo unos y otros continuas dudas sobre la capacidad para hacer o conseguir determinadas cosas.
Me refiero al programa de Bertín Osborne «Mi casa es la tuya», donde diferentes personajes famosos son entrevistados y cuentan su vida, de dónde viene su éxito y cuánto les ha costado llegar ahí.
También sin hacer referencias a los medios de comunicación, tenemos muchos ejemplos desde el comienzo de los siglos con ejemplos de una y otra índole, que con sus manos, esfuerzo y determinación han ido construyendo el mundo, ese mundo en el que vivimos con multitud de avances, inventos y descubrimientos, con importantes muestras de superación y crecimiento.
Pero parece que cuando ves algo en la televisión sobre alguna persona popular, te cala más hondo por la imagen que en un principio te podrías haber hecho sobre el éxito de ese determinado famoso y la «suerte» por haber llegado a donde está.
Más mérito aún nos deben servir de ejemplo las hazañas, retos y sueños conseguidos por la enorme cantidad de personas que a pesar de sus enfermedades, discapacidades o limitaciones, han vencido grandes murallas, adversidades e importantes obstáculos que para muchos de nosotros parecían o parecen inalcanzables.
Cuando escuchas las historias de todas estas personas, lo que han hecho, dónde han llegado y aquello que han logrado, descubres que la «magia» para obtener lo que uno quiere, no está en decir lo quiero.
Para llegar, hay que empezar. El camino hacia una meta, hacia un sueño o hacia el éxito de cualquier tipo y en cualquier faceta de la vida tanto personal, como laboral o social, pasa por empezar, dar un paso —ese primer paso tan difícil—, después otro y otro, y seguir confiando, perseverando, trabajando, insistiendo y no darse la vuelta ante el primer tropiezo, ni la primera caída —ni siquiera en la quinta caída—.
Ninguna de estas personas ha logrado nada sin empezar, sin tomar esa importante decisión y sin poner la gran confianza en uno mismo que transmite la frase, ¡puedo hacerlo!
Creo en mí y no me debo conformar con las miles de excusas de siempre: no puedo, yo no sé, seguro que no lo consigo, yo no valgo, no me van a escuchar, soy feo, soy bajito, soy gordo, no tengo fuerzas, no tengo edad, eso no es para mí, soy un cobarde, que lo hagan otros, no me voy a acordar, o la cobarde y cómoda excusa del «para qué»
Tú, yo y todos podemos hacerlo al igual que lo hacen y lo han hecho los demás. Pero hay que «echarle las narices» que le han echado los demás. La magia de los sueños, reside en tu fuerza interior, en la gran fuerza interior que tenemos cada uno y que hay que ponerla a trabajar.
A mí también me vienen los bajones, pero no me conformo, no puedo conformarme; mi vida, mi familia, el mundo es muy importante para que me conforme. Aunque tengo tantas dudas como las tienes tú, rebusco la fe que se esconde en mi alma para creer en mí y en la cantidad de dones recibidos y las capacidades que me permiten hacer lo que quiera.
También me canso, no creas que tú eres el único. Estoy harto, quiero abandonar, me viene la desgana, la impaciencia; pero me levanto, no me puedo conformar, porque puedo hacerlo, porque la pieza del puzle que me dieron cuando nací, tengo que colocarla en su sitio para dar frutos; porque sé que para llegar, tengo que empezar y continuar la marcha aunque llueva, nieve o el sofocante calor me quiera impedir continuar y las fuerzas me flaqueen.
Descansaré, confundiré el camino, daré un paso atrás, pero los grandes pasos adelante siempre los superarán. Puedo hacerlo, no me puedo conformar, mi sueño está ahí para cogerlo, pero tengo que levantarme, avanzar con fuerza y estirar la mano para abrazarlo.
Yo puedo creer en ti —más bien creo en ti y sé que puedes—, pero eres tú quien debe quererse a sí mismo manteniendo la confianza. Tu fuerza reside en ti, solo en ti. El que los ejemplos de tantas personas te puedan influir, no significan nada si tú mismo te incapacitas y no das el paso, ese importante y fantástico paso que te hace empezar. Repito, ese importante y fantástico paso que te hace empezar a creer en ti.
Estudiar, participar, construir, descubrir, inventar, crear, cantar, escribir, pintar, actuar.., no hay acción alguna que no necesite de tu decisión, esa decisión en la que te dices a ti mismo ¡puedo hacerlo!
Y ahora.., ha llegado el momento, no puedes esperar más, ¡prepárate para caminar!, para dar esos pasos firmes.
Vístete con la ropa adecuada para llegar a tu destino, ponte esos calcetines que van a proteger tus pies de las llagas de tu esfuerzo, y abróchate las zapatillas con fuerza para dar pasos firmes y evitar los traspiés, pisando fuerte para dejar huella allá por donde pases.
El cansancio se convertirá en plena satisfacción cuando eches la vista atrás y te sorprendas del camino recorrido comprobando que has podido.
Porque para llegar hay que empezar.
Hoy puede ser ese gran día que veas tu sueño más cerca.
Aunque hay muchos otros ejemplos, tal vez el que transmite este vídeo te pueda dejar el mensaje importante de este artículo: «Para llegar hay que empezar — no me conformo — puedo hacerlo».
¿Crees que el no saber le impidió llegar donde quería?
Descubre la fuerza que hay en ti.
Muchas gracias por estar aquí y por compartirlo
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