El otro día escuchaba las lamentaciones de un joven sobre el esfuerzo, la dedicación, las pruebas, los obstáculos y el tiempo empleado sin poder ver su sueño realizado. Me dio pena porque conozco cada uno de los pasos dados y puedo comprender el desánimo que siente, porque también me pasó a mí en mis años de comenzar a construir mi futuro.
La confianza, el ánimo y la paciencia que unos y otros te intentan trasmitir no consigue la suficiente motivación para entender el por qué.
Pero el crecimiento es un construir día a día y cuanto más esfuerzo, dedicación, constancia y resolución de problemas en ese camino, mejores raíces y mejores cimientos para poder edificar ese gran rascacielos, ese gran sueño que uno desea.
La superación de pruebas continuas y difíciles hace crecer esas fuertes raíces que hacen que las ramas lleguen a lo más alto, siendo capaces de soportar cualquier tormenta y hasta cualquier huracán.
El construir un futuro no es cosa de hoy para mañana, porque todo lo que se construye sin la suficiente dedicación y esfuerzo, se ve sujeto al famoso cuento de los tres cerditos, viendo desaparecer la casa de paja de un solo soplo.
La vida es dura, ya lo he comentado en algún otro artículo. El crecimiento personal, la formación, el esfuerzo y el camino, no se acaba nunca. Siempre en tu vida vas a tener que seguir aprendiendo, construyendo, mejorando e incluso manteniendo aquello que ya crees consolidado. El crecimiento personal tampoco se acaba nunca, los sueños siempre van a seguir existiendo porque algunos se conseguirán pero vendrán otros. La vida es un caminar continuo para todos aquellos que saben que el mundo les necesita, que el mundo espera algo de ellos.
Los ejemplos se suceden continuamente en todos los ámbitos: deportistas, inventores, científicos, médicos, artistas, empresarios, saben y conocen el sobre esfuerzo, la dedicación, los tropiezos, el fracaso, la desesperación, la impaciencia, y el vuelta a empezar manteniendo la confianza sobre uno mismo y luchando por sus sueños a pesar de los muchos obstáculos o los simples errores por decisiones equivocadas.
Solo se puede construir sin tener miedo a seguir. Nada importante es fácil y si lo es, tendremos que vigilar las raíces o los cimientos para garantizar el éxito. Dice el dicho popular que el que algo quiere, algo le cuesta. Y ese algo no es simple, requiere preparación, trabajo, esfuerzo. No es transitorio, es para siempre. Porque siempre habrá un mañana y ese mañana siempre necesitará de ti. Siempre habrá estudios, trabajo, amor, familia, hijos, personas y un mundo que contará con tus manos para seguir cuidando o fortaleciendo las raíces y reforzando o mejorando los cimientos.
La vida está llena de semillas que vas plantando y que en la medida que las riegues y las cuides, crecerán más o menos fuertes. Estas semillas serán los árboles y flores que quieres ver a tu paso, así como los frutos que deseas recibir.
El otro día precisamente escuché la entrevista que le hacían a un escritor, reconociendo y felicitando su éxito, un éxito que vino después de escribir veinte libros. ¿Cuántos de nosotros habríamos dejado de escribir al cuarto libro? ¿Cuántos casos de personajes conocidos y desconocidos han conseguido su sueño después de mucho esfuerzo? ¿En cuántos incluso no se ha visto reconocido su trabajo o investigación hasta después de su muerte? Solo cuando hay una buena semilla hay un buen fruto.
Hay que aprender a ser pequeño para llegar a ser grande. Lo sencillo, lo fácil, no tiene mérito. Lo que nos enorgullece es saber que aquello que era difícil, que parecía imposible, lo hemos hecho realidad. La perseverancia y la constancia debe acompañarnos siempre en nuestro camino.
El futuro es una carrera de obstáculos. Las metas nunca están ahí cerca, no son fáciles, suponen esfuerzo. Ningún edificio se levanta solo y sin esfuerzo, sino ladrillo a ladrillo. Los grandes amores se construyen día a día, minuto a minuto, cuidando los detalles y superando las dificultades y celebrando hasta las pequeñas alegrías. Cruzar un puente consiste en dar un paso tras otro hasta llegar a la otra orilla. Un cuadro se pinta pincelada a pincelada, mezclando los colores y cuidando los detalles. Escribir un libro supone pensar mucho el contenido, documentarse y escribir página tras página leyendo y releyendo, volviendo atrás y corrigiendo hasta ver el final.
Así mismo en el libro de tu vida, cada una de las páginas deberás escribirla día a día hasta poder disfrutar de tu sueño.
No olvides que los sueños son puzles de miles de piezas que tienes que ir buscando, uniendo y recolocando para llegar a ver la composición final.
Muchas gracias por estar aquí y compartirlo.
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
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