La expresión visible del bien



Parece que uno se extraña cuando ve a alguien que hace el bien, es buena persona, habla con amabilidad y dedica una sonrisa o brinda su mano a alguien para ayudarle en lo que necesite.

Estamos tan acostumbrados a ver las caras tristes y amargadas, a escuchar la protesta y la queja por todo, el desaire, el mal humor y la humillación, la crítica o la burla, que cuando hay una expresión visible del bien, nos sorprendemos y pensamos que esa persona es una santa o que no tiene ningún problema en su vida y regala su alegría a todos porque le sobra.

Pero es que para dejar luz en el mundo debemos ser la expresión visible del bien. Debemos hacer que la gente se sorprenda con nuestra actitud y comportamiento ante las cosas y las circunstancias que se cruzan en nuestro camino y que además están ante los ojos de los demás.

Debemos ser la expresión visible del bien, dar ejemplo y mostrar acciones que sean un excelente testimonio para que nos quieran copiar y ser mejores ante las situaciones que se cruzan en el camino de cada uno. Hacen falta verdaderos referentes.

Hay que mostrar agradecimiento. Nada de pasar olímpicamente sin detenerse a reconocer el trabajo, el servicio o la atención de quien ha estado frente a nosotros pensando que solo era su deber.

Debemos cuidar las críticas e incluso rehuirlas en los corrillos para no vernos mezclados en ellas. ¿Por qué no hablar de lo bueno y solo criticar lo malo? Si no, al menos, mantener nuestro silencio siempre será mejor. Seguro que deja huella en alguien.

¿Por qué no ser más pacientes y tolerantes? ¿Qué pasa que nosotros somos perfectos? ¿Hacemos todo bien? ¿Tanta prisa tenemos?

Precisamente, el otro día iba conduciendo una de mis hijas el coche y se le caló un par de veces en un cruce. La mujer que iba detrás no contenta con ponerla nerviosa pitando, la adelantó toda furiosa y bajando su ventanilla la increpó. Imagino que podría haber tenido un mal día, pero no hubiera sido mejor para todos unas palabras como: «no te preocupes, tranquila, a todos se nos ha calado alguna vez». ¡Qué admirable  y qué buen ejemplo hubiera sido esa expresión visible del bien!

¿Por qué no defender y magnificar la familia y el amor sintiéndolo y compartiéndolo con los demás?

Una chica, vecina nuestra y amiga de otra de nuestras hijas la comentaba: «¡Qué bien se les ve a tus padres, siempre juntos, de la mano y sonrientes!».

Pensamos que no se nos ve, pero siempre hay alguien cerca de nosotros que se fija en nuestro caminar por la vida y qué mejor ejemplo es ese que puede crear una envidia sana alrededor y un ejemplo a seguir.

Se necesita hacer visibles la expresiones del bien. Y por supuesto, no solo cuando conducimos nuestro coche o cuando paseas con tu pareja, sino en nuestro comportamiento allá donde estemos y con quien estemos: en el trabajo, en el supermercado, cuando viajamos, en la calle, con los amigos; siendo referentes que muestren la humildad, la tolerancia, la generosidad, el bien hacer, la escucha con atención, el civismo, la educación, el respeto...

La expresión visible del bien tiene que estar en cada una de nuestras acciones, abandonando el egoísmo, la dejadez y el menosprecio hacia todo aquello que parece no tener importancia alguna, no ser cosa nuestra o que simplemente otros ya solucionarán.

Hacer visibles las expresiones del bien tiene que ver con defender los valores dejando un testimonio que se muestre en nuestras acciones, en nuestros gestos, en nuestra forma de hablar, de escuchar, de sentir, transmitiendo además paz y tranquilidad.

Procuremos apartar de nosotros tantos ruidos que nos despistan y confunden, y prestemos más atención a todo aquello que viene del corazón.

Hoy precisamente, escuchaba en una meditación unas últimas líneas apropiadas para este artículo:

«Para sacar lo mejor de nosotros mismos, dediquemos un par de minutos al final del día para hacer un sencillo examen de conciencia haciéndonos solo tres preguntas:
¿Qué he hecho bien hoy?
¿Qué he hecho mal?
¿Cómo puedo hacerlo mejor mañana?»

Hacer el bien puede que cueste más que hacer el mal, pero el beneficio que deje a tu alrededor siempre será mayor y te llenará de felicidad.

No hay que dejar solo a los voluntarios que entregan con generosidad su tiempo y su vida a los demás,  nosotros también tenemos que ser expresiones visibles del bien que aporten luces brillantes al mundo con simples gestos.



Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. 
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"


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