En estos días mi mujer y yo hemos celebrado nuestro cuarenta aniversario de casados. Un objetivo que nos marcamos cuando nos conocimos, proponiéndonos luchar por nuestro amor y conseguir ir de la mano de viejecitos siguiendo un camino firme que nos llevara a cumplir nuestro reto, aunque existieran obstáculos que se cruzaran a nuestro paso y aunque el mundo nos quisiera llevar por senderos equivocados.
Te puedes imaginar la cantidad de veces que podríamos habernos dejado llevar por caminos más divertidos, más placenteros, más fáciles, pero más peligrosos para el crecimiento de nuestro amor y de nuestra unidad familiar.
Este ejemplo de amor y de familia es como la vida laboral; también están los retos, objetivos, proyectos personales y profesionales que necesitan sujetar con fuerza el timón para que el viento, el oleaje, las tormentas o incluso la calma, no te lleven a ese sitio distinto al que habías proyectado y que se presenta paradisíaco y lleno de placeres.
En muchas situaciones de la vida, el viento sopla con fuerza y está en nosotros decidir si nos dejamos llevar o si sujetamos con fuerza el timón y mantenemos el rumbo.
Puede que sepas bien dónde quieres ir, pero sin embargo no estés siguiendo el camino correcto porque te estés dejando llevar. Y ante esta situación debieras plantearte estas preguntas:
¿De verdad sigues tu sueño, tu proyecto, tu objetivo de vida?
¿Mantienes bien sujeto el timón?
¿Seguro que ese es el camino que querías o es el camino que quieren otros para ti?
¿Sigues ese camino porque todos van por ahí?
Las dificultades de la vida nos llevan a apartarnos del camino y huimos por senderos más fáciles. La vida está en movimiento continuo y nos exige elegir y preguntarnos a dónde vamos. Esta es una pregunta seria que nos debe hacer reflexionar para corregir el rumbo.
¿De verdad es ese el proyecto profesional que querías? ¿Esos pensamientos, esas decisiones, esas acciones van encaminadas hacia la meta que deseas?
Algunos se dejan llevar por esos que se cruzan en su camino escuchando lo que transmiten a su paso con ese altavoz de la falsa felicidad que produce la ambición, el egoísmo, el poder, el dinero fácil, la manipulación, el lujo, los placeres y las mentiras que se venden como verdades.
Otros, sin embargo, se mantienen firmes en sus proyectos de vida tanto personales como profesionales, luchando con fuerza por mantenerse en el camino correcto. No les importa levantarse una y otra vez agarrándose a aquellos que con su bien hacer ejemplar transmiten valores, virtudes y experiencias, que iluminan el camino para alcanzar esa vida con sentido y con una clara dirección hacia su verdadero objetivo.
Nos influyen tanto los referentes, tanto familiares como profesionales, que solo teniendo bien sujeto ese timón podremos darnos cuenta de cuál es el camino de la verdadera vida: lo que me da paz, lo que me aporta felicidad, lo que llena mi corazón, lo que da plenitud a mis acciones, lo que brinda felicidad a aquellos con los que me cruzo...
El mundo en el que vivimos te quiere llevar, te va arrastrando por caminos que no conducen donde tú habías puesto tu sueño, tu ideal, tu corazón y solo tú con tu esfuerzo, con tu lucha permanente, con tu determinación, con tu mirada fija en ese objetivo, puedes lograr aquello que da pleno sentido a tu vida. No es fácil, pero es posible.
Nunca es bueno dejarse llevar, porque dejarse llevar significa no llegar a donde uno quiere y encontrarse perdido habiendo sido una simple marioneta.
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
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