¿A qué esperas para dejar ese trabajo?

Pixabay - Ulrikemai111

Tal vez haya llegado el momento de plantearte dejar ese trabajo... le decía a algunos que me contaban su penosa situación laboral, pero no precisamente en empresas pequeñas que pueden tener menos medios, sino en empresas grandes o muy grandes que pueden gozar de cierto renombre por su tamaño, número de empleados y ventas, pero que acumulan día a día explotaciones encubiertas y permitidas que atentan contra sus propios empleados, clientes y proveedores sufriendo su poder.

Me da pena que cada vez eso se vaya generalizando y sean muchos los que van a trabajar sin ninguna ilusión o motivación, y aguanten y aguanten para beneficio de esas empresas de las que debieran salir a la luz sus continuos desmanes, aprovechándose de la permisiva legislación laboral.

Muestra tus principios, tus valores, tus conocimientos y profesionalidad, y decídete para dejar esa empresa...

En la que el jefe abusa de ti con tu categoría asignada, con tus funciones, con las responsabilidades, con tu horario, con tu salario...

En la que te «piden» faltar a la ética y que engañes a los clientes, que defiendas una calidad que no existe, que mientas con el plazo de entrega, que escondas la letra pequeña, que vendas lo que nunca se debería vender...

En la que te «sugieren» que confundas a los proveedores y retrases los pagos simulando errores de facturación, defectos de producto inexistentes o «perdiendo» las facturas.

¿A qué esperas para dejar ese trabajo en el que no se reconoce tu valía y en el que te prometen día tras día comisiones, incentivos, promociones, sueldos y mucho humo que no te permite ver la realidad?

Un trabajo en el que tampoco se da importancia a la familia, menospreciando tu tiempo, tus responsabilidades y tus compromisos con ella.

En el que el jefe te utiliza; se aprovecha de ti, de tu sabiduría y de tus ideas, y se apunta las medallas no reconociendo tu mérito y relegándote a un segundo plano.

En el que se humilla y menosprecia a las personas, sin consideración ni respeto alguno, usándolas de mofa y risas ante los demás.

En el que no existe profesionalidad alguna, ni entusiasmo e ilusión por un proyecto o buen servicio, sino por el beneficio económico sin cuestionar los «daños colaterales».

En el que se vive con una continua amenaza y miedo ante esa pérdida de empleo temiendo siempre no encontrar uno mejor.

¿Cuánto crees que va a tardar esa «gran empresa» en autorizar a ese  «gran jefe» a darte la patada? Si no lo deduces, yo te lo digo: El tiempo que tarde en encontrar otro más tonto que tú.

No permitas entrar en esa rueda de la falta de ética y profesionalidad en la que todo vale para un enriquecimiento rápido mediante el engaño y la burla, cosa que además puede causarte serios problemas legales.

Porque cuando un empresario y sus acólitos no tienen principios, sus resultados los conseguirá de cualquier manera, no importando ni qué ni cómo ni quien se queda en el camino. No debes fiarte de las empresas y de la gente que sacrifica la ética para ganar, porque para ellos el fin y su objetivo siempre justifica los medios.

Hay quien crea una empresa para ayudar a las personas atendiendo sus necesidades o dando soluciones a sus problemas de la mejor forma posible, y hay quien la crea solamente para enriquecerse sin importar cómo. ¿En qué empresa quieres trabajar tú?

Tal vez el cuento del pez joven y del pez mayor te pueda abrir los ojos:

El joven vio un suculento gusanillo y antes de que se escapase se lanzó por él. 

El viejo logró detenerle. ¡Espera, no seas loco! Ese gusanillo esconde un anzuelo que está unido a un hilo, que está unido a una caña, que está unida a un pescador. Si lo muerdes, te sacará del agua, te arrojará al fuego y después te comerá. 

El joven que nunca había visto ni anzuelos, ni hilos, ni pescadores y se echó a reír. Le parecía demasiado miedo y excesiva prudencia que así nunca disfrutaría de semejante manjar. Sin dudarlo mucho apartó al viejo y se lanzó. Nunca más se llegó a saber de aquel joven pez. 

La mentira esconde tantas cosas atractivas a la vista, o al gusto; tantas cosas placenteras, que tras una felicidad aparentemente fácil y asequible, esconde una cadena que ata e impide volar en el amor.


Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. 
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"



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