Cuántas adversidades, hechos o acontecimientos nos suceden y no los entendemos ni les vemos sentido alguno: un despido, un cambio de puesto, una enfermedad, cierre de un negocio, algún hecho que te hace perder el avión, alguien que se cruza en tu camino con un mensaje...
¡Cuántas veces nos han sucedido y suceden cosas que parecen no tener ningún sentido! No entendemos los porqués, ni los paraqués y eso nos hace perder el control e incluso pensar que de nada ha servido nuestro esfuerzo, nuestra dedicación, nuestro tiempo e incluso nuestra bondad, generosidad u oración, pensando que no nos merecemos lo ocurrido después del empeño que hemos puesto en tal o cual cosa.
No nos parece que tenga ningún sentido, pero lo tiene. Lo que pasa es que no terminamos de aceptar esa supuesta injusticia, adversidad u obstáculo que surge en nuestro camino y nos obliga a parar, retroceder o buscar otro que incluso nos lleve a otro destino.
¿Cuántos a causa de aquel despido encontraron el trabajo de su vida? ¿Cuántos al tropezar con aquel obstáculo cambiaron de camino y encontraron un mejor destino? ¿Cuántos al cruzarse alguien en su vida han encontrado la respuesta a sus problemas, un gran amigo o el verdadero amor?
Cuando años atrás tuve que cerrar mi negocio, esos mismos planteamientos fueron los que se nos presentaron a mi mujer y a mí, pero aun no entendiendo nada, ni creyendo merecerlo, la aceptación y la superación nos permitió continuar por otro camino diferente que nos ha llevado a la felicidad. Es difícil aceptar, porque aceptar conlleva reaccionar, levantarse, emprender y volver a empezar.
Lo que asombra son esas personas que sufren y han sufrido tanto, y nos dan verdaderas lecciones cuando nosotros nos estamos quejando de esas pequeñas cosas, obligándonos a ponernos la pilas y a dar gracias por todo aquello que sí tenemos.
Hay muchas cosas por las que llorar, pero también hay muchas,—yo diría que más— por las que agradecer. Cuando pasa el tiempo uno se da cuenta que aquella persona, aquella palabra, aquel momento, aquella enseñanza, aquel gesto, aquel tropiezo, aquella oportunidad, aquella adversidad, aquella caída, tenían un verdadero sentido.
Ten presente siempre que cada obstáculo puede estar disfrazando una oportunidad, tanto para ayudar a los demás como para ayudarse a sí mismo.
Tendríamos muchos ejemplos y testimonios, pero si quieres ver alguno de los que hacen pensar, entra en el canal de YouTube de Pedro del Castillo .
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
Hay quienes dicen que la vida no tiene sentido y por eso somos nosotros los que tenemos que "darselo". No lo se. Al no creer en Dios entonces buscan sustitutos, como una ideología, el amor a una patria, otros tipos de creencias...La mayoría necesita ese "sentido" excepto, quizás, los nihilistas.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Luis. Como comentas, todo tiene un sentido cuando uno cree en Dios y sabe que le acompaña en esa situación, ante ese hecho o ante esa posible adversidad.
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