No nos cansemos de hacer el bien


El otro día mi esposa y yo cruzábamos un paso de cebra y vimos venir un coche demasiado deprisa. Simplemente miramos al conductor llamando su atención y este, en vez de reconocer su velocidad inapropiada, nos puso de vuelta y media con los exabruptos que soltó, faltándole poco para salir del coche y agredirnos.

Nos contaron que en una tienda, una mujer entró sin saludar ignorando a las vendedoras y cuando una de ellas la preguntó amablemente si la podía ayudar en algo, se molestó contestando irrespetuosamente: ¡déjame en paz! Después se llevó un montón de ropa para probársela en el probador y la tiró al suelo sin más.

Tampoco es de extrañar ver las formas, los modales y las faltas de respeto y consideración que se producen en muchas empresas, ordenando, llamando la atención y humillando a algún empleado delante de todo el mundo, en una reunión, en medio del departamento o delante de un cliente, mostrando una autoridad y superioridad mal entendida y aplicada.

Y por supuesto, ¿qué podemos decir de la soberbia que induce a una guerra?

No sé qué nos pasa, pero parece que se nos ha olvidado hacer el bien. La conciencia ya no se mueve en nuestro interior y ha dejado de decirnos: Eso esta mal. ¿Estás seguro que quieres hacerlo? Actuamos según la mayoría porque todos lo hacen así, nadie se plantea nada y encima no sentimos ningún remordimiento en nuestros actos. Aquello que nos decían nuestros padres: sé bueno y compórtate bien, ha quedado en el pasado y además pensamos que como no matamos a nadie, ya somos todo lo buenos que hay que ser porque entendemos que ya hacemos el bien, sin pararnos a pensar en nuestro verdadero comportamiento en el trabajo, en casa y en la calle.

¿Qué camino escogemos cada día que solo nos conduce al egoísmo, la soberbia, la arrogancia y la ira? ¿Ya nadie sabe que existe otro que es el de la amabilidad, la bondad, la generosidad, la tolerancia, la caridad, la humildad o que podríamos resumir simplemente en el amor?

Durante mi vida laboral, siempre he procurado llegar a casa con la satisfacción de mi trabajo bien hecho y que mi comportamiento con compañeros, clientes y amigos hubiera sido el mejor. Lógicamente he cometido muchos errores y no siempre he vuelto a casa con esa satisfacción, sino con remordimiento por mi forma de actuar ante determinada situación y sintiéndome mal cuando por la noche reflexionaba sobre mi día en general. Sinceramente creo que esto es lo que debiéramos hacer todos, reflexionar cada día, pero lamentablemente creo que en general esto no se hace, con lo cual en vez de mejorar nuestra actitud en todos y cada uno de los ambientes en que nos movemos, cada vez parece que el mundo se ha cansado de hacer el bien.

Dice el Papa Francisco: El bien no se alcanza de una vez para siempre, ha de ser conquistado cada día. Y es cierto, de nada sirve habernos comportado bien con nuestro compañero el otro día, sino que debemos seguir procurando hacerlo con unos y con otros todos los días. Sabemos que esto no va a ser así, pero en la medida que procuremos mejorar nuestra actitud, mejor nos sentiremos y mejor haremos sentir a aquellos que se crucen en nuestro camino.

No sé lo que está pasando. ¿Por qué ese egoísmo, esa soberbia, ese rencor y esa rabia? Es necesario hacérselo mirar cada uno y reflexionar, porque nuestro comportamiento siempre será ejemplo y referente para quien está cerca de nosotros observando, ya sean niños o mayores. 

¿Nos damos cuenta de que todo esto ya se refleja en la educación y en la conducta de los niños?

Es una maravilla tener conciencia y poder diferenciar el bien del mal. Por eso hay que ejercitarla para que todo aquello que consideremos como normal, veamos claramente que es simplemente lo corriente, lo que pueden hacer todos por costumbre, pero que claramente no es ni lo bueno, ni lo mejor, ni lo normal. Porque no debemos olvidar nunca que lo normal es hacer lo que está bien y lo que hace feliz a quien tenemos frente a nosotros.

No podemos olvidar nunca que nuestras acciones malas, y que uno y otros cometemos y vamos a cometer, se vencen a fuerza de hacer el bien. Por eso debemos de hacer un buen diagnóstico de las cosas que hacemos mal, para mejorarlas sacando lo mejor de nosotros.

¿No creéis que es fantástico volver a casa cada noche con la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber; de haber tenido una buena relación con todos; de haber escuchado; de haber ayudado; de haber hecho sonreír a quien estaba apesadumbrado?

¿No creéis que deberíamos hacer un verdadero análisis de comportamiento y comprobar nuestra nota en educación, en respeto, en amabilidad, en cordialidad, en responsabilidad, en generosidad, en aliento, en paciencia, en humildad, en control de uno mismo...?

Si queremos un mundo mejor debemos remover las conciencias y la única forma es no olvidarnos de hacer el bien, siendo ejemplo y referente para que las actitudes de unos y otros cambien.

Por favor, procuremos que no nos pongan un cero en conducta.

Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. 
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"


Comentarios

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...