¡Qué absurdo postureo!
Parece que pocos se dan cuenta de que la luz de los fuegos artificiales solo dura hasta que descienden sus destellos y se apagan.
Vivimos en un mundo de apariencias, de los selfies, de esa ropa estrafalaria o incluso trasparente para llamar la atención ante una cámara. Estamos en la época del parecer más que del ser. Uno no es importante si no sale en Instagram, Tik Tok o tienes un canal en YouTube, cuando lo verdaderamente importante es ser uno mismo sin importar lo que los demás puedan opinar.
Cuando se tiene personalidad, no hace falta aparentar nada porque lo que cuenta es la verdad, no la mentira o el adorno. El envoltorio siempre tapa lo que hay dentro y lo que hay dentro es lo que merece la pena.
Y es que lo importante es que no haya fraude, simulación o engaño. Tiene que ser lo que es, algo real y sin filtros, retoques o cambios de color o de fondo. Es una pena que en casi todo reine la manipulación para falsearlo con apariencias.
Parece que la sonrisa de uno solamente está ligada a si se le ocurre la idea de hacer un selfie en tal o cual postura. Eso sí, hay que subirla a las redes para que conste que uno "irradia felicidad", después de haber pasado la imagen por mil y un filtros.
Este es el absurdo postureo que casi todos aplauden y muchos consienten, como una cosa más que atonta cada vez a más gente.
Como dice el autor del audio que adjunto y de quien copio alguna de sus frases: «los mayores errores de mi vida los he cometido por tratar de impresionar a quien no debía». Parece que uno no tiene el valor de vivir la vida sin preocuparse de lo dicen, ven o esperan los demás de nosotros mismos.
¿Es necesario todo esto para la fama y el reconocimiento o basta con la personalidad de cada uno y simplemente el bien hacer? Tenemos un gran problema de humildad.
Es absurdo tratar de impresionar o de ganar la aprobación de los demás, cuando solo a Uno le importa lo que decimos y hacemos.
La opinión de los demás, lo que dicen de nosotros es precisamente lo que nos hace más daño, lo que más nos duele. ¡Cuánto importa la fiebre de la popularidad! Solo Una es la aprobación más importante y la que tendría que preocuparnos. Lo demás, las famosas apariencias, producen fuegos artificiales que siempre se apagan.
Fuegos artificiales también en los medios de comunicación, con titulares sensacionalistas que inducen a leer noticias supuestamente terribles, escandalosas, espectaculares, que después de muchas líneas terminan siendo una mera anécdota, comentario o recomendación simple y que podría hacer cualquiera sin ser periodista.
A quien hace y es como tiene que ser en cada momento, le sobran las palabras, los envoltorios, la música estridente y las luces de neón, porque ya demuestra en silencio quién es sin pregones, sin disfraces, sin esos fuegos artificiales del exhibicionismo y sin cacareos propios de gallos o gallinas que solo quieren llamar la atención.
Solo se descubre cómo eres en realidad cuando se te ve tratar a las personas, cuando te piden responsabilidades, cuando te enfrentas a alguna adversidad, cuando tienes que dar ejemplo. En definitiva, solo se descubre cómo eres, cuando verdaderamente no tienes que parecer, sino ser.
Deberíamos preocuparnos más de ser y no de parecer, buscando siempre y en cada ocasión aquello que no es fugaz.
https://www.youtube.com/watch?v=CJDsPp_OYrM
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
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