Está bien mirarse al espejo para ver si uno está peinado y afeitado, si todo es fachada y apariencia, o mejor detenerse y averiguar lo bueno que uno guarda en su interior, para ponerlo al servicio de los demás.
Buena enseñanza la del evangelio de este domingo: Lc. 6, 39-45 y que seguro todos habremos escuchado pero que dejamos que caiga en saco roto, casi a diario, tanto en nuestra casa, con nuestro seres queridos y amigos, como en el trabajo, con nuestro equipo y nuestros compañeros, clientes, proveedores y demás gente con la que nos cruzamos a diario.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
►«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
¿Cuántos caen en el hoyo dejándose guiar por quiénes están más ciegos que ellos mismos?
Hay guías que nos llevan a la ruina. Todo lo que dicen y hacen parece que deslumbra, pero todo ello es falso.
Como decía Groucho Marx: "es mejor permanecer callado y parecer tonto, que abrir la boca y despejar todas las dudas".
►No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
Un buen guía, un buen maestro, es aquel que no solo enseña con palabras sino con su vida.
Si al ir caminando juntos ve «un hoyo», seguro que nos lo advertirá para que no caigamos en él.
Un buen maestro que se preocupe por nuestra enseñanza, nos hará llegar a convertirnos un día en el maestro.
►¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
¡Qué indulgentes somos con nosotros mismos, excusando nuestros errores y defectos, y qué críticos y jueces condenando lo que hacen los demás!
►Pues no hay árbol sano que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
Jesús, se sintió defraudado por una hermosa higuera que sólo tenía hojas, pero ningún fruto.
Y nosotros, ¿podemos dar grandes frutos? ¿Podemos abrir nuestro corazón y dar todo eso maravilloso que se esconde en nuestro interior?
►El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque «de lo que rebosa del corazón habla la boca».
Debemos detenernos a analizar nuestra vida y constatar que no todo lo que hay en nuestro corazón es «trigo limpio». También hay cizaña y mucha.
¿Hasta cuándo vamos a mantener la fachada y la apariencia?
«Un buen maestro, es aquel que no solo enseña con palabras sino con su vida»
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"
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